Agricultura sostenible

En este nuevo año 2023 nos parece fundamental que conozcas la importancia de la agricultura sostenible para saber de dónde provienen, qué hace posible que podamos hacer uso de ellos y en qué nos favorece a nosotros y al mundo nos hace seres más conscientes. Algunos datos de importancia son:

  • Los sistemas de producción y las políticas e instituciones que sustentan la seguridad alimentaria mundial son cada vez más insuficientes.
  • La agricultura sostenible debe garantizar la seguridad alimentaria mundial y al mismo tiempo promover ecosistemas saludables y apoyar la gestión sostenible de la tierra, el agua y los recursos naturales.
  • Para ser sostenible, la agricultura debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras de sus productos y servicios, garantizando al mismo tiempo la rentabilidad, la salud del medio ambiente y la equidad social y económica.
  • Para conseguir la transición global a la alimentación y la agricultura sostenibles, es imprescindible mejorar la protección ambiental, la resiliencia de los sistemas, y la eficiencia en el uso de los recursos.
  • La agricultura sostenible requiere un sistema de gobernanza mundial que promueva la seguridad alimentaria en los regímenes y políticas comerciales, y que reexamine las políticas agrícolas para promover los mercados agrícolas locales y regionales.

Existe una clara relación entre el crecimiento en la agricultura y la erradicación del hambre y la pobreza. Al mismo tiempo, la agricultura entendida en sentido amplio -incluyendo la producción agrícola y ganadera, la pesca y la silvicultura- proporciona ingresos, puestos de trabajo, alimentos y otros bienes y servicios a la mayoría de las personas que viven actualmente en la pobreza. Como consecuencia y, de media, el crecimiento global del PIB derivado de la agricultura es al menos dos veces más eficaz en la reducción de la pobreza que el crecimiento generado en los sectores no agrícolas, y hasta cinco veces más eficaz que otros sectores en los países de escasos recursos e ingresos bajos.

 

Para ser sostenible, la agricultura debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras, y al mismo tiempo garantizar la rentabilidad, la salud ambiental, y la equidad social y económica. La alimentación y la agricultura sostenibles contribuyen a los cuatro pilares de la seguridad alimentaria —la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad— y a las tres dimensiones de la sostenibilidad —ambiental, social y económica. La FAO promueve una alimentación y una agricultura sostenibles con el fin de ayudar a países de todo el mundo a lograr el Hambre cero y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

¿Por qué sumarse al consumo de alimentos agro-sostenibles este 2023?

Somos lo que comemos y mantener una dieta sostenible refuerza nuestro compromiso con el medio ambiente. Este tipo de alimentación saludable es rica en verduras, fomenta el consumo de productos locales, genera menos residuos y limita el consumo de carne y pescado para proteger la biodiversidad.

 

Una dieta sostenible beneficia la salud y contribuye a la protección del medio ambiente.

Casi todos nos esforzamos por comer de forma sana y equilibrada pero, ¿sabemos cómo afecta nuestra dieta al bienestar social y a la salud del planeta? Muchos de nuestros hábitos alimenticios son deliciosos para el paladar, pero muy poco sostenibles para el medio ambiente, la economía y la realidad sociocultural de los países.

Impacto de la alimentación en el medio ambiente.

La producción de alimentos deja un sabor bastante amargo en la naturaleza. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que la industria alimentaria es responsable del 30% del consumo energético mundial y de un 22% de los gases que provocan el calentamiento global. Tan solo la ganadería supone el 14% de estas emisiones a escala planetaria, tal y como señaló Greenpeace en un informe de 2018 sobre sostenibilidad alimentaria. Los cálculos de la Food and Agriculture Organization (FAO) señalan que para el año 2050 seremos más de 9.000 millones de seres humanos en el planeta y que vamos a necesitar producir un 60% más de alimentos.

Nuestros mares también sufren las consecuencias de una dieta poco responsable. La pesca masiva para satisfacer la demanda de pescado provoca la degradación de la biodiversidad y de los ecosistemas marinos. En este caso concreto, la FAO advierte de que para el año 2022 la producción mundial de pescado deberá aumentar un 18% para cubrir las necesidades de los consumidores. En el campo, las explotaciones agrícolas y ganaderas vierten a los cauces productos químicos que contaminan los océanos y contribuyen al deterioro de los ríos, los lagos y las costas.

La salud es la otra gran damnificada de nuestra dieta. El sistema alimentario vigente resulta perjudicial y enfermedades como la obesidad aparecen vinculadas al consumo de productos de origen animal, cereales refinados y azúcar. Greenpeace afirma en un estudio publicado recientemente que las dietas pobres en verduras, frutas y cereales integrales causan uno de cada cinco fallecimientos a nivel mundial y representan uno de los factores de riesgo más habituales en el desarrollo de enfermedades y de muertes prematuras.

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